¿Cómo puedo tener seguridad de mi salvación?

 


Sabemos que la salvación es una obra preciosa que surgió en la eternidad, por un Dios Omnisciente, para rescatar a los que, por una acción libre de un hombre, tornaría a la humanidad eternamente perdida. La salvación es la acción de Dios Padre en escoger para sí un pueblo entre toda tribu, lengua y nación; ofrecer los medios de gracia necesarios para que eso se hiciera posible. Enviar al Dios Hijo como propiciación por nuestros pecados, para sufrir una muerte sustituta, vicaria y única, donde el pecado sería vencido. Si la muerte vino por un hombre, pues era lógico que por un Hombre viniera la salvación. Y el Espíritu Santo convencería y sellaría a los escogidos convertidos, dándoles seguridad en su caminar de que son hijos de Dios por adopción.

Eso es maravilloso, y podemos deleitarnos en ello. Sin embargo, no podemos negar que muchas veces nos sentimos inseguros con relación a nuestra salvación: pecados recurrentes, manipulación, experiencias negativas, inseguridades propias y "conversiones" repetidas imnumerables veces (entre otras cosas) hacen que el cristiano dude si realmente es salvo. Son dudas razonables y pertinentes, porque nos ayudan a evaluar el grado de temor de Dios en la vida de las personas.

Para ello, quiero darles cinco características que pueden ayudarnos a entender mejor como podemos la seguridad de que somos salvos. Obviamente que esta lista es corta y breve, como diré al final, hará falta discipulado, instrucción, acompañamiento y una Iglesia que lo ayuda a afirmarse en la fe. Pero esta lista es un buen inicio.

1 - La seguridad de la salvación reposa en el Dios Trino: parece obvio que queremos ver los "frutos de arrepentimiento" en la vida de la persona para juzgar si ella es salva o no. Pero, como el Dr Allison refuerza, eso sería "invertir la pirámide", haciendo que nuestra seguridad repose en un moralismo que puede degenerar en una religiosidad superficial. Cuando, efectivamente, observamos a la Trinidad, actuando económicamente para nuestra salvación desde la eternidad pasada, podemos descansar en Él.

2 - La elección del Padre, desde la eternidad, es el inicio de nuestra seguridad: cuando pensamos en el acto precioso y lleno de gracia del Padre, que nos escogió antes de la fundación del mundo por amor, entendemos que nuestra salvación no depende de nosotros, sino de Él, quien en un acto libre y soberano nos escogió para que seamos su pueblo.

3 - La vida y obra de Cristo nos garantizan la salvación: la muerte vicaria de Jesús abre el perdón divino a todo aquel que cree, que fue escogido desde la eternidad por el Padre. De la misma manera, el creyente es sustentado en su vida por la oración intercesora de Cristo, quien continuamente ora por nosotros al Padre. La obra de Cristo como el Cordero de Dios y sacerdote permite que los electos sean salvos y caminen en fe.

4 - La obra santificadora del Espíritu nos guarda en el presente, como garantía del futuro: el Espíritu Santo nos convenció de pecado, justicia y juicio; nos condujo a Cristo por la fe, nos hizo renacer, ilumina nuestro entendimiento para compreender y aplicar las Escrituras, nos da poder para testificar y proclamar a Cristo con poder, y nos concede gracia y fuerza para soportar y vencer las tentaciones. La obra santificadora del Espíritu nos ayuda a caminar en este mundo con seguridad. Si pecamos, Él nos redarguye y nos lleva a Jesús, donde encontramos perdón y restauración.

5 - Las Escrituras testifican, es nuestra garantía escrita de nuestra seguridad: en las Escrituras vemos las preciosas y grandes promesas de salvación a todo el que cree. Ellas son la seguridad en medio de las dudas, de los golpes de culpa que sufrimos cuando pecamos y del tesoro que tenemos en Dios como nuestra herencia y Bien Mayor. A través de la Biblia, leyéndola una y otra vez, encontramos lo que la Trinidad realizó por nosotros, desde la eternidad y hasta la eternidad, encontrando el consuelo y esperanza futura.

Cuando explicamos sobre la seguridad de la salvación y el perseverar en la fe, el orden de los factores sí afecta el resultado. Debemos comenzar en Dios Padre, en la eternidad, desde la elección, siguiendo por Dios Hijo y su obra expiatoria, redentora e intercesora; para terminar en la operación interna que el Espíritu Santo realiza en nuestros corazones, dirigiendo nuestros corazones y vidas de regreso a la casa del Padre, para vivir eternamente con Dios.

Un discipulado dedicado, una exposición clara de las Escrituras y un corazón abierto son herramientas pastorales poderosas, bajo la dirección del Dios maravilloso a quien adoramos y servimos de corazón. También debe integrarse a una Iglesia donde prediquen el Evangelio, disfrutar de la comunión colectiva con Dios y con sus hermanos, así como servir en algunos de los ministerios de la congregación. Todo ello repercute positivamente en la vida de un creyente, donde puede crecer en unidad junto con sus hermanos.

Que Dios te bendiga

PD: Esto es un comentario que hice del artículo "¿Cómo puede la duda dar paso a la seguridad de la salvación?" del Dr. Gregg Allison para mis estudios de Teología Sistemática III, dentro del M. Div en el SBTS.

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