La praxis de la teología en la vida cristiana


Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. (Stg 1:22)

El texto de Santiago, dentro de todo el contexto de su carta, es un llamado a que dejemos de lado una actitud peligrosa: la de escuchar la Biblia y no hacer una reflexión del texto, confrontando lo leído (o escuchado) con nuestros caminos, para así, en oración sincera, abrir nuestro corazón al Eterno, y clamar para que nuestros corazones sean transformados por Su Poder Infinito sobre nosotros.

Santiago nos exhorta a que dejemos de lado una actitud pasiva a la hora de ver el cristianismo, y seamos activos en esa jornada de santificación preciosa que vivimos en la presencia del Señor.

Cuando el apóstol escribe "sed" está en imperativo y voz pasiva, lo que muestra que, si bien la fe viene por oír la Palabra de Dios, Santiago nos da el complemento perfecto cuando pensamos en la santificación: ella no viene hacia nosotros solamente, nosotros también corremos hacia ella. El uso del "sed" (o sean en versiones más actuales) muestra que debe haber en nosotros el deseo de practicar la instrucción, de vivir la santificación que viene como resultado de nuestra santificación.

Eso me lleva a pensar en la necesidad de una praxis cristiana relevante. Nos estamos acostumbrando a oír la voz de Dios todos los domingos, de la misma forma en que el pueblo de Israel presenciaba la presencia del Señor en el Sinaí; y cuando nos "acostumbramos" a Dios, el temor y la reverencia desaparecen, pensamos que no hay más alegría y placer en la presencia del Eterno. El riesgo es la creación de "dioses" que sean relevantes y novedosos, porque necesitamos una nueva revelación para cultuar, engañándonos a nosotros mismos, porque pensamos que servimos a Dios, cuando nuestros corazones están buscando ídolos fabricados por nuestros corazones.

Para evitar esa actitud de displicencia e irreverencia, necesitamos ser activos en nuestra santificación. Y las palabras de Santiago adquieren una relevancia mayúscula, porque ellas nos animan a tener un encuentro con la Palabra de Dios, un encuentro donde yo vea la necesidad de cambiar mi vida, de moldear mi corazón de acuerdo con las Escrituras.

Ahí es donde percibo mi necesidad de la gracia de Dios, de la ayuda del Espíritu Santo y mi dependencia absoluta en el Señor. Porque, para ser santificado, necesito de la obra consumada de Cristo en la cruz, del Amor del Padre y del auxilio del Espíritu.

Aquí nos preguntamos cuál es el papel de la teología en la praxis cristiana? Y la respuesta está en el mismo texto de Santiago. Para que seamos buenos oyentes de la palabra, esta tiene que venir a nosotros respetando el propio texto, analizando su contexto histórico-literario, respetando la revelación progresiva y el drama de la redención, y siendo coherente con toda la Escritura. En resumen, el mensaje (sustentado por la Palabra) debe ser teológicamente bíblico.

Sin una buena base teológica, cómo sabemos que no estamos delante de una predicación moralista o hereje? La teología es la base de la salud de una Iglesia y sus miembros. Debemos esforzarnos por predicaciones y estudios llenos de la vida de Dios que emana de las Escrituras, y esto sucede cuando nuestros pastores y maestros respiran teología bíblica, y conocen la Palabra de Dios por la lectura ardua y sistemática que realizan.

Claro que eso vale para todo hijo de Dios. Necesitamos avanzar en nuestro conocimiento del Señor, e ir a una vida donde la práctica es el reflejo de lo que creemos.

Que Dios nos ayude a tener una praxis cristiana basada en la teología saludable y bíblica.

Comentarios

Felipe Bosque dijo…
Amén y amén. Excelente mi amado Pastor.