Cuidado con los mitos

2 Timoteo 4:3-4  Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos.

Vivimos en la época de la espiritualidad, el hombre busca el sentido místico de las cosas a través de una visión trascendente y holística del mundo. La búsqueda de alternativas, respuestas enigmáticas, cuestionar lo obvio en pro de obtener una solución más compleja, mirar al pasado con recelo, y romper con los paradigmas impuestos por una sociedad opresora, salvaje, conservadora e ignorante, para dar paso a la claridad, la civilización, la libertad y el progreso.

Como cristianos, podemos entender ese movimiento cultural de nuestro entorno como parte del cumplimiento del Tiempo del Fin, cuando veremos un aumento del libertinaje, de las herejias y la manifestación de una vida donde el temor de Dios será eliminado de las conciencias, porque el único Dios será el vientre.

Sin embargo, vemos con preocupación un aumento de esa espiritualidad dentro de nuestro medio cristiano evangélico. Hay un deseo de romper con el pasado, con el legado que nos fue dado, para abrazar una nueva forma de entender y vivir el cristianismo, no más fundamentado en el Evangelio, sino en la experiencia, los sentidos y la poesía. 

Y no me estoy refiriendo a liturgia, usos y costumbres, que son aspectos que varían con el tiempo y la cultura. Y pudiera invertir tiempo explicando cómo la Bíblia es abierta en ese sentido, siempre que se mantengan algunos aspectos que ella considera absolutos dentro del culto y devoción. Pero eso sería otro asunto. Lo que quiero enfatizar es en la raíz de nuestra fe: el entendimiento bíblico de la Persona y Obra de Cristo, de Dios y de la Teología.

Lo vemos en predicaciones cada vez más románticas, con mucho pensamiento y poco contenido bíblico. Al mismo tiempo con interpretaciones que no reflejan el sentido original del texto, no respetan la hermenéutica bíblica y venden ideas y promesas que no son realidad. Las personas están cayendo justamente en el hueco que el Apóstol Pablo le dijo a Timoteo que sucedería en los tiempos del fin.

Un mito es una historia fictícia, que contrasta con la verdad del Evangelio. Pablo le dice a Timoteo que los mitos, las fábulas y las falsas doctrinas serían las predicaciones más buscadas en los tiempos finales, porque las personas tendrán deseo de oír aquello que no les confronta. La sociedad que estará antes del retorno de Cristo será compuesta por personas que rechazarán la verdad, la doctrina y la vida de Dios; y buscarán su satisfacción personal, predicadores que le digan lo que quieren, y que no tendrán un corazón abierto al arrependimiento, la conversión y la santificación.

Debemos apartarnos de los mitos, de las fábulas que son predicadas en muchos medios, de las especulaciones y las ventas de falsas promesas como si fueran las indulgencias. Nuestra vida está fundada en Cristo, en Su Palabra, en las doctrinas que de ella emanan como fuentes de agua viva. No podemos ser negligentes, debemos hablar la verdad en amor.

Lea la Biblia, pero que sea de acuerdo con la propia Escritura. Encuentre a Cristo en arrepentimiento y fe. Necesitamos volver a la sencillez de la vida, y a la profundidad de la fe, una profundidad que no está en la novedad, sino en la eterna e infalible Palabra de Dios.

Que Dios te bendiga.

Roberto Arias

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