¿Vale la pena tanta prudencia? #coronavirus


¿Se imagina colocándose en el borde de un acantilado inestable, sólo porque la Biblia dice que Dios mandará sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos, de modo que tu pie no tropiece en piedra (Salmo 91.11,12)?

La imagen superior dice exactamente eso, "peligro, acantilado inestable, prohibido el acceso al público". Observando para la advertencia, entendemos que sería una gran irresponsabilidad contemplar el mar, el atardecer, sentir la brisa marina y las olas golpeando contra el acantilado, si todo ello sería un riesgo para mi vida. El espectáculo será lindo, las fotos van a quedar maravillosas, pero ¿realmente valdrá la pena arriesgar la vida por ello? ¿No hay otro lugar seguro para tomar las fotos?

I

Jesús estaba en la cima del Templo, más o menos a 60 metros de altura, y Satanás le dice:
y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: "A SUS ANGELES TE ENCOMENDARA", y: "EN LAS MANOS TE LLEVARAN, NO SEA QUE TU PIE TROPIECE EN PIEDRA."  (Mateus 4:6)
Eso era un desafio para ver si realmente Dios protegeria a su Hijo de una muerte fatal, porque ¿de cualquier manera Él no iba a morir por la humanidad, por qué no morir en esa hora? ¿Dios no cumpliría su promesa de preservar a Su Hijo hasta la cruz?

Recuerde que Satanás sabía el propósito de Cristo, y siempre intentó alejarlo de la cruz.

Muchos cristianos andan citando el Salmo 91 como si fuera aquel "remedio" de Rachel en"everybody hates Chris". Parece que el Salmo funciona para curar las enfermedades, protejer al pueblo de Dios durante un viaje, protección de los ladrones y asi sucesivamente. Al día de hoy es usado como fórmula de protección contra el coronavirus.

Ahora, vean que Satanás también citó el Salmo 91, con la esperanza que Jesús aplicase el texto de una manera equivocada, tentando al Mesias a desafiar el cuidado y la misión que Dios Padre le había encomendado de salvar a la humanidad, reconciliándola con Dios.

La respuesta de Cristo es, como siempre en estos casos, directa y sin mucho discurso.
Jesús le dijo: También está escrito: "NO TENTARAS AL SEÑOR TU DIOS."  (Mateus 4:7)
Jesús no entra en el juego satánico. Él no juega con Satanás para demostrar nada, la comprensión que Jesús tiene del Padre lo hace conocedor que no podemos tentar a Dios cometiendo una imprudencia. Jesús moreria en el tiempo correcto, no cuando Satanás lo intentara, Él es el Señor y no Satanás o las circunstancias.

El Maestro nos enseña que, aunque el desafio que se nos presenta parezca lo nejor para glorificar a Dios en medio del riesgo de vida, debemos entender que hay un tiempo para todo, incluso cuando alguién nos desafie citando la Bíblia.

La prudencia para el cristiano está en entender lo que Dios quiere, y no lo que las personas desean que hagamos, las expectativas creadas o los desafios lanzados. Si Jesús no usó el Salmo 91 en su propio beneficio, ¿por qué yo lo haría?

II

Nehemias estaba construyendo el muro de Jerusalén, y recibió amenazas constantes de los enemigos sobre una posible invasión. Él era un hombre de fe, pero los moradores de Jerusalén tenian miedo de los vecinos, porque fueron humillados diariamente. Por eso, él ideó un plan estratégico.
Entonces oramos a nuestro Dios, y para defendernos montamos guardia contra ellos de día y de noche.  (Neemias 4:9)
La fe en Dios lo llevó a actuar con prudencia: oró buscando la dirección divina, y estableció guardias para que vigilaran mientras que el pueblo dormía. La prudencia no nos lleva por los caminos ciego de la osadia desproporcionada, sino por los desafios de la fe que involucra un plan de acción que es resultado de mi esperanza en Dios.

Las amenazas aumentaron, y el riesgo de invasión era inminente. Nehemias necesitaba de un plan que involucrase la fe del pueblo en Dios, y al mismo tiempo en la reacción de las personas delante de las amenazas. Hizo lo siguiente:
entonces aposté hombres en las partes más bajas del lugar, detrás de la muralla y en los sitios descubiertos; aposté al pueblo por familias con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. Cuando vi su temor, me levanté y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: No les tengáis miedo; acordaos del Señor, que es grande y temible, y luchad por vuestros hermanos, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestras mujeres y vuestras casas.
Sucedió que nuestros enemigos se enteraron que lo sabíamos y que Dios había desbaratado sus planes; entonces todos nosotros volvimos a la muralla, cada uno a su trabajo.  (Neemias 4:13-15)
La acción de Nehemias, de levantar la fe del pueblo, y de prepararlos ante una posible eventualidad, hizo que los enemigos se retiraran. El factor sorpresa habia acabado cuando el pueblo actuó sabia y prudentemente.

Acto seguido, Nehemias fue más allá, porque entendió que sin un plano más cuidadoso el peligro volvería a cualquier momento.
Cada uno de los que reedificaban tenía ceñida al lado su espada mientras edificaba. El que tocaba la trompeta estaba junto a mí. Y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y estamos separados en la muralla, lejos el uno del otro. En el lugar que oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. Hacíamos el trabajo con la mitad empuñando lanzas desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas. En aquel tiempo dije también al pueblo: Cada hombre con su sirviente pase la noche dentro de Jerusalén, para que nos sirvan de guarda por la noche y de obrero por el día. Ni yo, ni mis hermanos, ni mis sirvientes, ni los hombres de la guardia que me seguían, ninguno de nosotros se quitó la ropa; cada uno llevaba su arma en la mano. (Neemias 4:18-23) 
Ideó un plan en caso de desastre, un plan de contingencia final. El pueblo debía das su vida por su ciudad, su familia y por el nombre del Señor. Pero esa batalla sería defensiva y no ofensiva, por Dios es quien pelea por Su pueblo. Nehemias colocó cada familia trabajando en la construcción del muro frente a sus casas (cap 3) y por ello necesitaba de una estrategia donde todos pudieran estar juntos si la destrucción chegase con fuerza. El sonido de la trompeta los congregaria para ver a Dios luchando a favor de Su pueblo, mientras tanto, la prudencia los colocaba en guardia permanente: día y noche, cuidando de uno y de todos. La confianza en Dios crea un ambiente de grupo y familia, donde todos cuidamos de todos a partir del cuidado de nuestro hogar, eso es prudencia.

III

Vemos algunas Iglesias cerrando la puerta de sus templos en estos días, suspendiendo sus reuniones por causa del Covid-19. Muchos, por otro lado, están criticando la aparente falta de fe de los líderes y miembros delante de esta acción inédita dentro de Brasil y de mundo libre. Sin embargo esto tiene que verse, dentro de un contexto tan diversificado como el nuestro, como un acto de prudencia, y al mismo tiempo como un nuevo desafio para todos nosotros.

Primero, la Iglesia no estará suspendida y sí las reuniones públicas. La Iglesia, de acuerdo con el Libro de Hechos, debe reunirse en el Templo y en las casas (5.42), y la ausencia de esas reuniones hogareñas trajo como consecuencia una vida más dirigida al Templo. Con la llegada del coronavirus y las políticas de aislamiento y cuarentena que están aplicando en el mundo, debemos pensar seriamente en la necesidad de transformar nuestros hogares como puntos de predicación para la comunidad, donde la familia tenga momentos de oración y de estudio de las Escrituras, y que los vecinos puedan encontrar la esperanza en medio de la angustia.

Segundo, la prudencia llama a no ser negligentes en nuestro actuar. En el período de las persecuciones de la Iglesia en el siglo II y III, una inquietud sobre el martirio se levantaba con frecuencia: ¿un cristiano debía entregarse voluntariamente para ser martirizado por el Imperio Romano, o debía huir de los perseguidores, y así continuar predicando el Evangelio dónde Cristo aún no había sido anunciado, y fortalecer la fe del remanente? Eso creó un pequeño cisma dentro de los hermanos, los primeros acusaron a los segundos de falta de fe y corrían el riesgo de no ser reconocidos por el Padre por negar a Jesús; los segundos creían que la Palabra de Dios debía seguir siendo proclamada, y si todos morían, ¿dónde estará el futuro? Como vemos, ambos bandos se complementaban, y sucedió que muchos murieron por la fe, y otros continuaron predicando el Evangelio.

Cuando Saulo empeoró la pesecución contra la Iglesia en Hechos 8 muchos se quedaron, pero otros salieron para Judea y Samaria predicando el Evangelio. La persecución hizo que algunos discípulos salieron a predicar, mostrando claramente que no todos morerían por la fe en ese momento. Así hoy, necesitamos entender que las Iglesias que cierran sus templos están intentando preservar la vida de sus fieles al máximo, no como falta de fe, sino como una acción prudente para garantizar la preservación de todos, y garantizar el punto 1 de este aparte.

Tercero, esta es una oportunidad para desarrollar los ministerios dormidos. Personas con don de enseñanza, que dificilmente darían clase en la Escuela Dominical o predicar en un culto por miedo, tendrán oportunidades de desarrollar su don en el hogar o con los vecinos. Los dones de servicio, que a veces son negligenciados en la Iglesia, serán una herramienta maravillosa cuidando a los más vulnerables, realizando las compras por ellos por ejemplo. Las posibilidades de servir y ministrar a los corazones ahora será mayor, y dentro de nuestras comunidades somos pequeñas antorchas que incendiarán a todos los que estén a nuestro lado.
Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe; si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría. 
(Romanos 12:6-8)
Todo esto puede ser realizado desde el hogar, es más, muchas veces nuestra estructura eclesiástica impide la multiplicación de los dones. Abra el culto en su hogar, invite a sus vecinos (mientras pueda, o de manera virtual), exponga las Escrituras.

Cuarto, es una nueva etapa para la Iglesia, pero estamos tecnologicamente preparados. Internet sirve como una herramienta poderosa para todos. Predicaciones y estudios mnistrados por su Pastor, u otros, transmitidos via web a las casas y personas pueden ser transmitidas en horario del culto o fuera de ellas, lo que nos dá chance de realizar apuntes, comparar textos, realizar preguntas online. Para nosotros pastores, será un tiempo intenso, porque las redes ocuparán nuestro tiempo, pero será un tiempo de edificación y desafios para Gloria de Dios.

La prudencia nos llama a servir de una manera diferente y multiforme.

Conclusión

Existe la posibilidad real que todas las Iglesias tengan que suspender sus actividades, sea ahora o en los próximos días o semanas, porque esta situación cambia día a día. Como Iglesia debemos actuar con prudencia, sabiendo que no podemos ser un punto de propagación del virus, pero sí de la Palabra de Dios.

Por eso, sin importar si la Iglesia está o no con sus reuniones suspendidas, actue con prudencia. No critique quien cierra las puertas, y no hable mal del que las mantiene abiertas. Pero su responsabilidad con su familia, principalmente con los que son más vulnerables, será pedidad por el Padre Celestial.

Por encima de todo, viva el Evangelio: comunión constante con Dios, lectura de las Escrituras, comparta esa vida a los otros, sirva con alegria. Esté pendiente de las informaciones que vienen de las autoridades y la Iglesia sobre movilidad y tenga critério, Dios no nos llamó a tentarlo, sino a obedecerlo.

Oremos unos por los otros. Entramos en aguas misteriosas, pero nuestra seguridad están en quien está en dirección del barco: el propio Señor.
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR moraré por largos días. 
(Salmos 23:4-6)
Que Dios te bendiga, y sea prudente.

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