Ayer el petróleo y las bolsas alrededor del mundo cayeron estruendosamente.
Hoy, ambas volvieron a subir.
Si ayer sentimos que el mundo se iba a acabar, y hoy andamos entonando cantos de victoria, ¿será que estamos confiando en aquello que vemos, y no en el Eterno?
¿Quién no se preocupa con el mañana?
Para el hijo de Dios eso no debería ser un problema, porque él anda bajo la sombra del Omnipotente, y aún cuando todos digam que las cosas van a empeorar, su esperanza está firme en el Soberano Dios, que rige el mundo por la fuerza de Su Poder.
Así que, es mejor calmarnos, incluso porque esas variaciones en la economía son comunes cuando circunstancias atípicas, como el coronavirus y la lucha por los precios del petróleo, se juntan.
El Señor Dios permanece en Su Trono, Firme, Inconmovible. Podemos confiar en Él.
Recordemos de este Salmo, y si es posible, hágamos de él nuestra oración.
Salmos 42:11 ¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez. ¡El es la salvación de mi ser, y mi Dios!
Que Dios te bendiga
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