Pastor, no estás solo



En los últimos años vemos con horror como el ministerio pastoral se convirtió en un oficio estresante: aquí en Brasil se está haciendo normal leer noticias de colegas que deciden quitarse la vida, incluso después del Servicio Dominical. Los esfuerzos de los líderes denominacionales parecen insuficientes para cubrir las carencias emocionales de muchos, porque muchas veces los más necesitados no tienen los recursos para comparecer a los eventos de pastorado e mentoria promovidos para lidiar con el día a día del ministerio.

Muchos pastores están bajo tratamiento psiquiátrico con prescripciones médicas, otros tienen un psicólogo o analista de confianza, y algunos simplemente hacen la vista gorda a la realidad de la Iglesia, y viven como si nada importara, sin rendir cuentas a nadie ni esmerarse en las actividades propias del ministerio.

La soledad durante el pastorado es fuerte, dificilmente se establecen vínculos de amistad con los miembros de las congregaciones, teniendo más una relación pastor-oveja formal, intercambiando ideas, exhortaciones y comentarios, pero con poca vida personal, intimidad, sueños y anhelos del Pastor.

Un Pastor debe escuchar a todos, visitar a todos, predicar a todos, asistir a todos, participar de todas las reuniones, tener siempre una palabra de incentivo y apoyo a la oveja descarriada, y así las exigencias van subiendo como la espuma del jabón en la lavadora.

Pero, ¿quién cuida del Pastor?

Si usted llegara a responde que debe ser El Buen Pastor quien debe cuidar del pastor, te hago las siguientes preguntas:

  • ¿Jesús solo cuida de los pastores?
  • ¿El Pastor no es también una oveja del rebaño?
  • ¿Existe alguna diferencia entre un pastor y un miembro de la Iglesia a no ser su vocación y preparo para el ministerio?
  • ¿Dónde está en la Bíblia que el pastor es la única persona que debe hacer algo en la Iglesia?
Cada miembro de una Iglesia local debe sentirse amado, respetado, asistido y alimentado por su pastor de la misma manera como el pastor debe sentirse amado, respetado, asistido y alimentado por la congregación, porque todos somos parte del Cuerpo de Cristo.

A cada Pastor que pueda estar leyendo esto, pues le digo - como colega y consiervo en Cristo - que no estás solo, que puedes contar conmigo en oración y oído. Vamos a unirnos sin bandera ni competencia, todos somos parte del rebaño celestial. Toma tu tiempo, disfruta con tu familia, sal de vacaciones, respeta tu día libre, atiende a tus hijos, porque también necesitas un tiempo de descanso y de ocio.

Si vez a tu pastor cansado, abatido, enfermo o desanimado, invítalo a él y su familia a tu casa a comer contigo, atiéndelo, cuídalo, ora por él, no lo agobies de problemas porque quien puede resolver tus necesidades es el Buen Pastor. Somos ovejas del mismo rebaño, dependemos tanto del Creador como tú.

Cuidemos de los Pastores que realmente dan su vida por el Evangelio y su Congregación.
Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, sin quejarse, porque esto no os es provechoso. Hebreos 3.17
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo, anciano también con ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 1 Pedro 5.1-4
Que Dios te bendiga

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