Jesús y el Reino

João 18:36-38  Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.  (37)  Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.  (38)  Pilato le preguntó: ¿Qué es la verdad?
Se habla mucho que la Iglesia debe ocupar espacios dentro de la sociedad, y estoy de acuerdo porque por muchos años estuvimos alienados de la realidad. De hecho, mientras hacia mi investigación para mi Monografia en Teologia, me di cuenta que siempre estuvimos a la zaga de los cambios culturales, y siempre hubo resistencia a nuevas oportunidades. Un ejemplo moderno fue como, años atrás se denominaba a la Televisión "el cajón del diablo", y hoy los recursos audiovisuales son una herramienta poderosa para la propagación del Evangelio.

La resistencia fue cediendo con el pasar de los años, y podemos decir que, aunque en algunos aspectos aún somos medievales - principalmente en cuestiones de liturgia y contextualización del mensaje del Evangelio - hemos progresado mucho.

Pero, para que la Iglesia sea efectiva, necesitamos leer, meditar y aplicar la frase de Jesús "mi reino no es de este mundo".

Cuando Jesús usó esa frase, él estaba preso, delante de Pilatos, y sin nadie que lo defendiera. Jesús le mostró al Procurador Romano que su soledad en esa hora no debia interpretarse como fracaso, sino como el inicio de la victoria del Reino de Dios. Lo que pasaba era que PIlatos (al igual que los otros) eran ciegos de la realidad que Jesús veia.

Jesús era un Rey, pero no como los Emperadores Romanos con delimitaciones de espacio y de poder. El reino de Jesús es espiritual, eterno, e involucra judios y romanos. El reino de Jesús no traeria un cambio en la política del Imperio Romano (de hecho, el cristianismo fue perseguido por ese Imperio por casi trecientos años) ni en la económica o social (Pablo habla sobre los esclavos).

El Reino de Dios no es de este mundo. La Iglesia no aspira el Poder del mundo porque ella es peregrina y extranjera (y sabemos que los extranjeros no pueden aspirar a cargos públicos, mucho menos en Roma, a no ser que se naturalicen) mas debe ejercer su influencia como sal y luz.

Si hay sal en exceso en la comida, sentiremos el gusto salado y no será del agado de nuestro paladar; sin embargo, la sal en la cantidad correcta resalta el sabor de las comidas. Nadie dice "que buena está la sal", lo que las personas dicen es "que bien condimentada está la comida". La sal resalta y da sabor sin aparecer. Así como la levadura, que leuda la masa pero ella necesita pasar desapercibida, porque es muy desagradable comer pan con sabor a levadura!

La iglesia debe aprender a influenciar donde esté: en el hogar, en la escuela, en la Escuela Técnica, en las Universidades (como profesores y alumnos), en las fábricas, empresas y tiendas (como empleados o empleadores), en la sociedad civil organizada o no (sean juntas de vecinos, consejos comunales, partidos politicos, sindicatos, gremios). Asi como la luz, que se coloca en el lugar más adecuado para que ilumine al mayor número de personas, nosotros somos llamados por Dios para iluminar el camino por donde las personas deben andar: al encuentro com el Dios vivo.

En todo lugar debemos hacernos oir. Que el mundo vea y escuche nuestra voz porque tenemos un mensaje que dar a las personas: y es sobre La Verdad que es Jesús.

Entendamos que el Reino de Cristo, el Reino de Dios, no es de este mundo, aunque su esfera de influencia lo abarca. Y nosotros, la Iglesia, somos llamados a proclamarlo a todas las naciones.

Vivamos el Reino de Dios, que podamos entender, aplicar y extender el Reino de Dios en este mundo!

Que Dios te bendiga

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