No dejes de creer... ni de pensar (III)



En el post anterior (lectura por aqui) hablé de la formación de Canon del Nuevo Testamento. Con esto podemos dar por finalizado el pequeño aporte a la defensa de la Biblia como un libro confiable, basado principalmente en evidencias externas.

Claro que hay más evidencias, y para ello recomiendo el libro de Josh McDowell "Evidencia que Exige un Veredicto I y II". Mi papel aqui es despertar la conciencia, y dar una pincelada de un asunto tan interesante como lo es la defensa de la fe.

Ahora, podemos iniciar nuestra discusión sobre la persona de Jesús, centro de nuestra fe, y posiblemente uno de los personajes más polémicos del mundo que conocemos.

C.S. Lewis, hablando de Jesús, dijo lo siguiente:
Un hombre que fuera meramente un hombre, y dijera el tipo de cosas que Jesús decía no sería un gran maestro de la moral. Sería un loco - equivalente a aquel que se dice ser un huevo cocido - o el demonio del infierno. Usted debe hacer su elección. o Él era - y es - el Hijo de Dios, o era un loco o aún algo peor. Usted puede ignorarlo por considerarlo un tonto o postrarse a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no vengamos con boberias condecendientes diciendo que era un gran maestro humano. Él no nos dejó esa opción (Cristianismo y nada más, libro 2, cap. 3)
Por eso, tenemos que ser sinceros cuando nos referimos a Jesús. Timothy Keller, Pastor Presbiteriano en Nueva York, fue invitado a participar de un debate en una Universidad, juntamente con un rabino y un imán. El debate era sobre las diferencias entre las religiones. Y aunque el debate fue cortes, inteligente y respetuoso, todos afirmaron que habían diferencias significativas e irreconciliables entre las creencias. La central era la persona de Jesús.
Todos estuvimos de acuerdo con la siguiente afirmación: "Si los cristianos están correctos cuando dicen que Jesús es Dios, los musulmanos y judíos cometen la falta mas grave de no amar a Dios como realmente Él es. Pero, si los musulmanos y judíos están correctos al decir que Jesús no es Dios y sí un maestro o profeta, los cristianos cometen la falta más grave de no amar a Dios como realmente Él es" (A Fé na Era do Ceticismo, cap 1)
Jesús es el centro del cristianismo. Nuestra manera de interpretar la Biblia, nuestras declaraciones doctrinarias y sistema de vida gira en torno a Él. En Apocalipsis él mismo se define como "Alfa y Omega, principio y fin", Pablo dice que Él es el cumplimiento de las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento, argumento también defendido por Mateo cuando escribe su Evangelio. Pedro, Santiago, Juan y Judas (no el Iscariote, claro) se refieren a Él en esos términos, así como Lucas y Marcos.

Cuando analicemos la vida de Jesús, sus palabras y hechos, no podemos dejar de lado estas afirmaciones. o Jesús es Dios (así como dijo, y de eso escribiré la semana que viene) o es un mentiroso tal que invalida todo lo que dijo.

Semana que viene hablaremos de ello.

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