Una nueva oportunidad

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A lo largo de nuestras vidas pasamos por varios cambios y mudanzas: dejamos de bebés para niños, luego entramos en la adolescencia, la juventud y la vida adulta. En cada momento vamos dejando atrás costumbres, mañas y actitudes que se van calificando como inmaduras en los procesos posteriores de crecimiento. Eso sí, sin dejar de ser quienes somos, nuestra esencia permanece porque es eso lo que nos define como individuos.

No podemos negar que todo crecimiento conlleva un sentimiento de pérdida. Perdemos tiempo de juegos y ocio por los estudios, algunos amigos se alejan por causa das circunstancias propias de la vida, y observamos como compreendemos mejor los procesos naturales como enfermedad, muerte, soledad, y otros, aún cuando nunca estemos plenos en cuanto a aceptarlos como tal.

El crecimiento puede hacernos sabios o insensatos si queremos permanecer en nuestro estilo de vida sin tomar en cuenta la necesidad de madurar. Avanzar es inevitable, y nuestra capacidad de adaptación debe ir de acuerdo con esa maleabilidad propia de lo que vemos, sentimos y vivimos.

Moisés era un líder con una vasta experiencia de vida. Pudieramos decir que había visto suficiente de la vida para ser sabio. Pero a lo largo de su jornada él se dio cuenta que no era suficiente confiar en sus instintos o conocimiento. Moisés tuvo un pensamiento, mejor dicho, una oración que refleja como se debe vivir una vida en crecimiento continuo.
Salmos 90:12  Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.
Moisés entendió que la sabiduria está en aprender de nuestros errores y aciertos, de ver en los otros ejemplos positivos y negativos para guardar nuestros pasos. Pero todo eso delante de la Presencia de Dios.

La importancia de ser enseñados por Dios al momento de hacer la retrospectiva de nuestra vida nos ayuda a ponderar los hechos de una manera objetiva, a la luz de lo que las Escrituras dicen sobre nuestro comportamiento, intenciones y acciones. Para evaluar algo necesitamos de una referencia, y para nuestra vida la mejor referencia es la Palabra de Dios; permitir que ella sonde nuestro corazón nos ayuda a no caer en la autocompasión, y nos permite rectificar bajo la ayuda y auxílio divino.

Dios siempre nos dá nuevas oportunidades para crecer. Permita que el ejemplo de Moisés nos ayude a pensar con madurez sobre nuestro crecimiento, y que comencemos - si aún no lo hemos hecho - a caminar en dirección a nuestra madurez, que para un cristiano no es otra cosa sino desarrollar el carácter de Cristo.

Las misericordias del Señor se renuevan cada mañana, disfruta de la nueva oportunidad que te dio hoy!

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