Calma después de la tormenta

¿Ya vio cómo se ve el mundo después de una tormenta? Muchos andan de aqui para allá, recogiendo los restos de sus pertenencias, otros salen buscando a sus seres queridos que se refugiaron en otros lugares, algunos continuan donde están porque están en shock, y están los que viven como si no hubiera pasado nada. El teléfono no para de sonar, y los mensajes por internet también no cesan en su afán de localizar todas las personas.

Y la ciudad se transforma en un caos: carros y árboles movidos de sus lugares, casas sin techo o ventanas, destrucción y tragedia.

Sin embargo, el sentimiento que viene después de entender la realidad es de reconstruir.

Nueva Orleans sufrió mucho con el Huracán Katrina en el 2005. Las personas se abrigaron en el Superdome de los New Orleans Saints, y obligaron al equipo de la NFL a jugar sus 16 juegos de temporada como visitantes, sin embargo ellos representaban una ciudad que queria levantarse.


Las tormentas en nuestras vidas nos abruman y nos obligan a pensar en sobrevivir. Nos refugiamos en aquello que creemos que es seguro para nosotros: trabajos, placeres, drogas, aislamiento, o muchas otras alternativas que encontramos en nuestra vida.

La pregunta que tenemos que hacernos no es solamente cómo vamos a pasar la tormenta, sino qué vamos hacer después que ella acabe.

¿Vamos recoger los pedazos de nuestra existencia, o estaremos de pie agradeciendo a Dios por Su fidelidad?

¿Vamos andar por ahi rodeando la tierra para ver qué hacer, o esperamos o socorro que viene de lo Alto?

Vea como el salmista depositó su confianza en Dios en los momentos de angustia.
¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez por la salvación de su presencia. (Salmos 42:5)
Los Saints ganaron el Super Bowl XLIV en el 2010, y se lo dedicaron a una ciudad que todavia luchaba para levantarse del desastre de Katrina.


Usted y yo no podemos impedir que las tormentas vengan, pero sí podemos enfrentarla de una manera que podamos marcar una diferencia: o lo hacemos apoyándonos en nuestras propias fuerzas, o descansamos en el cuidado y Soberania del Dios que hizo todas las cosas.




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