Fin de Año, ¿Y ahora?

Pensemos en este año que está a un paso de acabar. Meditemos un poco en nuestras actitudes, las vivencias con nuestros amigos y familiares (para quien tiene el privilegio de tener a su familia cerca en estas fechas), pensemos en aquellos que nos dejaron y que marcaron nuestra vida para siempre. Miremos a aquellos que llegaron para alegrarnos nuestros días, y darnos una luz de esperanza entre tantas luchas y adversidades.
Este año se va, de la misma forma como se irá el que viene. La vida es así, día a día observamos como avanza el calendario, e inevitablemente somos confrontados a una idea: nuestra vida es muy corta.

Siempre tenemos un anhelo, y perseguimos sueños a fin de mantener la esperanza de la vida, sin embargo muchas de nuestras aspiraciones nunca saldrán del papel o del pensamiento, porque simplemente son pensamientos para recordarnos que estamos vivos, que queremos y deseamos estar más tiempo en este mundo para vivir. Tenemos miedo de la muerte, de la eternidad, de encontrarnos con Dios un día, y tener que rendir cuentas de todo lo que hicimos, y principalmente si Él fue el motivo y razón de nuestra existencia, si Él fue el Señor de nuestras vidas, si nuestros pecados fueron lavados por Su sangre, si nuestras vidas cumplieron los principios Eternos establecidos en Su Palabra. Tenemos miedo del Juicio Final, y eso nos impulsa a seguir viviendo.

Seguramente alguien dirá que no es así, y está en su derecho de pensar diferente. Pero le pregunto, ¿Por qué luchamos contra la idea del envejecimiento? ¿Por qué no queremos morir? Pensamos en nuestros hijos y nietos con relación a disfrutarlos y enseñarlos. ¡Y ese pensamiento demuestra que estamos desesperados por vivir! Todos queremos vivir, y resistimos la idea de morir.

Un nuevo año se acerca, esperanza y sueños renacen en nuestra alma. Y sin embargo pudiera ser el último año en que estemos en esta Tierra. Y si eso no pasa en este año, más adelante será, porque tarde o temprano nos encontraremos con Dios.

¿Quiere hacer planes? Le propongo uno: que este sea el tiempo de encontrarse con Dios, viva una vida que valga la pena vivir: viva para Gloria de Dios. Rinda su corazón antes que sea tarde.
Porque así dice el SEÑOR a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis. (Amós 5:4)
Conozcamos, pues, esforcémonos por conocer al SEÑOR. Su salida es tan cierta como la aurora, y El vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra. (Oséias 6:3)
Feliz Año Nuevo, y que podamos conocer al Señor Dios como nunca lo hemos conocido!


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