Nostalgia

Quien vive en el extranjero tiene una vida rica en experiencia y cultura. Sin embargo es una vida solitaria.

El extranjero comparte y vive la experiencia de los otros, comprende el contexto donde vive, y socializa con una sociedade ajena a sus raízes, pero que lo ha recibido. ¿Y con quién el extranjero comparte sus sentimientos con relación a su vida, sus sueños, sus preocupaciones por su familia, su país?

El extranjero vive dos realidades: la del país donde vive, y de aquella tierra que dejó atrás.

Se puede vivir, e incluso adoptar la nacionalidad del país donde te radicas, pero tus raízes están donde creciste. El extranjero lo sabe bien, y también reconoce que nadie entiende eso - a no ser que se reuna con otros extranjeros.

Por eso uno de los riesgos cuando se vive en el extranjero es el aislamiento en que muchos viven: se refugian en sus casas, y estas se transforman en verdaderas "embajadas" del país: banderas, afiches, cultura. Todo lo que le evoque la sensación de aún estar viviendo en su tierra.

El otro riesgo es el "gueto", o crear una comunidad con otros extranjeros, y vivir una comunidad con las características anteriormente citadas.

Otra situación es el rechazo de las raízes: inentar ser uno con la cultura receptiva, viviendo de una forma que se olvide de donde viene.

Las tres situaciones son irreales, es difícil vivir aislado para siempre, y si pierdes tus raízes puedes perder quién eres.

Para un extranjero la integración debe ser vital, debe saber que él es el diferente dentro de una cultura que lo ha adoptado. Pero nunca debe renunciar a sus raízes: siempre es bueno hacer algo que le recuerde de dónde viene. Celebre una fiesta nacional, invite a sus amigos a ver fotos suyas en su país. Sea un fanático de los deportes de su tierra, e infórmese de todo lo que pasa allá.

Pero la nostalgia va a permanecer, eso nadie se lo va a quitar, y siempre vivirá con ello. Mientras más rápido la acepta, mejor se adaptará, y ese sentimiento de vacio por no tener a sus seres queridos cerca podrá ser lleno con otras experiencias.

Acepte su condición, y viva con orgullo, como extranjeros somos la carta de presentación de nuestros países al mundo.

Yo soy el ejemplo para muchos de lo que es un venezolano. Mi comportamiento entonces refleja los valores y el sistema de creencias de un venezolano. Vivo consciente de ello, e intento honrar la tierra que me vio nacer. De la misma forma que quiero vivir cada día para que los demás conozcan los principios y valores del Reino de Dios.

Lo que dá como resultado lo siguiente: soy un extranjero que representa los ideales del Reino de Dios en primero lugar, y un venezolano que honra y respeta sus raizes patrias.

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