Espectaculo o Devoción

Monte Sinaí
Hay personas que quieren espectáculo para tener la seguridad que Dios está presente. Seria bueno preguntarle a Elias donde vio a Dios con más fuerza: si en el monte Carmelo o en el Sinaí.
 Este es un post de mi página de Facebook, y lo coloqué en el pasado mes de Julio, y un amigo mio me pidió que lo ampliarar porque se veia interesante. Y eso será lo que haré.
Comencemos hablando de Elias y su ministerio profético: un hommbre que mudó el curso de la historia de la nación de Israel, confrontó a uno de los Reyes más poderosos como Acab y a su esposa Jezabel. Y después de una sequia de 3 años, subió al Monte Carmelo, confrontó a 450 profetas de Baal y Asera y a una nación que vacilaba entre el culto al Deus verdadero y a los ídolos, y consiguió que el pueblo reconociera que solo Jehová es Dios. Un gran triunfo de nuestro héroe de la fe.
Sin embargo Jezabel le escribe una carta con una declaración de sentencia de muerte, y Elias... huye.
"Caramba - podemos pensar - ¿como es posible que un hombre como Elias no le tuvo miedo a 450 hombres poderosos y sí a una mujer?" Pues la diferencia estaba en que Jezabel era la esposa del Rey y ahí Elias entraba en un conflicto de dimensiones mayores, y por alguna razón, después de lo que sucedió en el Carmelo, se quedó sin fuerzas para continuar luchando.
Veamos el texto bíblico para que observe por sí mismo lo que quiero decir:
El tuvo miedo [al leer la carta de Jezabel], y se levantó y se fue para salvar su vida; y vino a Beerseba de Judá y dejó allí a su criado. El anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres. (1 Reyes 19:3-4)
La carta dejó a Elias vulnerable, apesadumbrado y deprimido, al punto de querer morir por considerar que habia fallado en su misión. ¡Justamente unos días antes fue testigo de como Dios respondió con una llama de fuego consumiendo la ofrenda, quemando todo e incluso lamiendo el agua alrededor del altar! El espectáculo había traido testimonio, no transformación. El pueblo reconoció que Jehová era Dios, pero no experimentó conversión. Dios habia mostrado Su Gloria, pero aún así la nación siguió viviendo dándole las espaldas; y para colmo una mujer extranjera e idólatra lo amenaza de muerte y no hay nadie que lo pueda impedir. Elias estaba arruinado y deseo morir.
Las victorias son eventos que deseamos con gran afán, el reconocimiento, las luces, los aplausos, las felicitaciones son alimentos para nuestro ego; sin embargo, en el camino de la transformación, del ser conforme al corazón de Dios, de ser conforme a la imagen del Hijo de Dios eso es irrelevante. Lo que hacemos en público no define exactamente quienes somos ni donde estamos, en realidad son momentos para mostrar al hombre quién es Dios, siendo menos nosotros.
Elias hizo eso, no se dejó llevar por las manifestaciones visibles de un pueblo, no buscó reconocimiento de nadie, sabia que su llamado era suicida y decidió llevarlo hasta las últimas consecuencias, sin embargo el resultado fue peor que el esperado. Definitavemente el show mediático no resultó.
En medio de todo Elias decide ir hasta la fuente, va al encuentro con Aquel que lo llamó, se dirije al lugar donde El entregó la Ley al pueblo de Israel. Elias reconoce que la solución al problema del corazón del hombre se encuentra en un momento de intimidad con Dios. Elias va al Sinaí a encontrarse con Dios, Jesús le dijo a los discípulos que al orar "cerraran la puerta y oren a Dios que ve en secreto"; si el paralelismo sorprende es porque es el método de Dios: menos show y más intimidad.
Fue en Horeb (otro nombre para el Sinaí) que Dios se manifestó a Elias y confortó su vida con las siguientes palabras:
Allí entró en una cueva y pasó en ella la noche; y he aquí, vino a él la palabra del SEÑOR, y El le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? Y él respondió: He tenido mucho celo por el SEÑOR, Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. He quedado yo solo y buscan mi vida para quitármela. Entonces El dijo: Sal y ponte en el monte delante del SEÑOR. Y he aquí que el SEÑOR pasaba. Y un grande y poderoso viento destrozaba los montes y quebraba las peñas delante del SEÑOR; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento, un terremoto; pero el SEÑOR no estaba en el terremoto. Después del terremoto, un fuego; pero el SEÑOR no estaba en el fuego. Y después del fuego, el susurro de una brisa apacible. Y sucedió que cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con su manto, y salió y se puso a la entrada de la cueva. Y he aquí, una voz vino a él y le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? (1Reyes 19:9-13)
Dios le pregunta a Su siervo y le muestra que, a pesar de nuestro deseo por el espectáculo y las luces, Dios está interesado en el corazón y en la intimidad: el viento, el terremoto y el fuego fueron señales de la presencia de Dios en el Sinaí durante la estadía del pueblo de Israel en el tiempo de Moisés
Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento. Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y ellos se quedaron al pie del monte. Y todo el monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego; el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. El sonido de la trompeta aumentaba más y más; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. (Éxodo 19:16-19)
Pero eso fue para que toda una nación supiera que Dios estaba presente, pero cuando Dios trata con nuestro ser en intimidad, olvidese de las luces, Dios espera total devoción y espera en Él. La brisa suave y delicada en medio de ese desierto debió ser un bálsamo al cuerpo de Elias, además era el deseo de Dios de levantar y restaurar a su alicaido profeta. Vea el diálogo entre Dios y el profeta:
Y sucedió que cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con su manto, y salió y se puso a la entrada de la cueva. Y he aquí, una voz vino a él y le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? Y él respondió: He tenido mucho celo por el SEÑOR, Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. He quedado yo solo y buscan mi vida para quitármela. Y el SEÑOR le dijo: Ve, regresa por tu camino al desierto de Damasco y cuando hayas llegado, ungirás a Hazael por rey sobre Aram; y a Jehú, hijo de Nimsi, ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo, hijo de Safat de Abel-mehola, ungirás por profeta en tu lugar. Y sucederá que al que escape de la espada de Hazael, Jehú lo matará, y al que escape de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. Pero dejaré siete mil en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y toda boca que no lo ha besado. (1Reyes 19:13-18)
Dios le dá a Elias una nueva comisión, relanza el ministerio de él con nuevas metas y propósitos, por muchos años fue un hombre solitario y errante, ahora va a crear un legado: tendrá alguien a quien discipular, reyes a ungir y un remanente que aún es fiel y que él será la referencia.
Por eso el espectáculo va a traer cansancio y frustración, la intimidad con Dios trae descanso, nuevas fuerzas y una visión renovada de nuestra vida y ministerio.
Si quieres el show y las luces, recuerda que antes de todo está Dios, si deseas ser fiel a Dios para figurar, recuerda que Él es quien debe recibir la Honra y la Gloria. Y además, Él no es sorprendido por lo que hacemos, Él desea que nos rindamos a Él.
Por eso es que digo que a Elías, entre el Carmelo y el Sinaí, fue el segundo quien le marcó la vida para bien.
¿Y nosotros? ¿Vamos a encontrarnos con Dios en intimidad?
Te invito a que tengas un momento a solas con Dios y verás como Él va a dirigir tus pasos, no hay nada mejor que el momento cuando Dios toma el control de nuestras vidas.
Que Dios te bendiga.

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