Buenos días, estamos a las puertas del fin del 2010, y como cantamos en nuestro país "Año nuevo, vida nueva".
Siempre ha estado en nosotros el deseo de un mañana más excelente, de una vida más plena y exitosa, anhelamos con todo nuestro corazón el ser mejores, ciudadanos ejemplares, modelos para nuestros hijos, empleados y empresarios de renombre, reconocidos y admirados.
Pero, ¿será verdad ese deseo? ¿hasta qué punto es legítimo lo que decimos que es?
Muchos tienen grandes expectativas para el proximo año, otros ya perciben cierto aire de pesimismo, lamentablemente nuestras aspiraciones (en este pais por ejemplo) pasan por el tamiz de la situación política, y dependiendo del bando al cual pertenecen, hay alegrias o tristezas en esta Navidad.
Pero eso no debe ser asi.
Desde aqui hago un llamado a algo superior, la confianza ciega en el hombre, los sistemas económicos, los regímenes políticos y cualquier otra cosa semejante sólo van a traer sinsabores en la vida. No hay nada peor que entrar en aquel grupo de personas que el profeta Jeremias una vez dijo "Maldito el hombre que confia en el hombre, y pone carne por su brazo y su corazón se aparta del Señor". Es inconcebible como nosotros, que profesamos a Jesús Cristo como Señor y Salvador no hemos puesto nuestra completa, total y absoluta dependencia de nuestras vidas en Él, una vez más, no se puede servir a dos señores, o nos apoyamos en Dios y Su Palabra, o nos apoyamos en las promesas de los hombre que, al final de todos, son incapaces de cumplir porque son tan limitados y pecadores como lo somos todos nosotros.
Y que conste que no estoy tomando partida de ninguno, aborrezco la situación actual de mi amado país, estoy harto de la polarización a la que todos hemos caído, porque es cierto que conseguir un neutral es como intentar conseguir un grano de arena en medio del oceano.
Pero creo que es hora de pensar seriamente en lo que significa ser cristiano en este mundo, una vida más allá de la religiosidad de una iglesia, tradiciones o dogmas, y sí una vida plena en Dios, una vida de dependencia de Él. Estoy convencido que este país saldrá adelante cuando exista un cambio genuino en los corazones de los venezolanos: cuando el robar, el matraquear, el cuánto hay pá eso y la viveza criolla no sean valores de nuestras sociedad; cuando respetemos las señales de tránsito y nos comportemos con decencia con el prójimo, sin oprimir ni obtener el máximo beneficio a pesar del atropello que pudiera generar. Este cambio vendrá cuando nos acerquemos a Dios en un profundo arrepentimiento y fé, una fé que genera cambios en nuestro modo de pensar y actuar.
Una de las palabras que la Biblia usa para arrepentimiento tiene la idea de voltearse del camino que uno anda y regresar, también está la idea de un cambio de mente, una mudanza de pensamiento radical, es lo que la Bíblia llama un nuevo nacimiento, una nueva criatura, una nueva vida. Eso es lo que necesitamos para salir adelante.
Asi que, si queremos una Navidad diferente, un Año Nuevo y Vida Nueva de verdad, debemos alzar nuestra mirada al cielo y clamar al único que nos puede rescatar, a Aquel que murió en la cruz por nuestros pecados y nos salvó por medio de su propia vida.
Volvamos a Dios, la vida eterna es el mejor regalo de Navidad que jamás pudiéramos tener.
Que Dios te bendiga y Feliz Navidad.
Siempre ha estado en nosotros el deseo de un mañana más excelente, de una vida más plena y exitosa, anhelamos con todo nuestro corazón el ser mejores, ciudadanos ejemplares, modelos para nuestros hijos, empleados y empresarios de renombre, reconocidos y admirados.
Pero, ¿será verdad ese deseo? ¿hasta qué punto es legítimo lo que decimos que es?
Muchos tienen grandes expectativas para el proximo año, otros ya perciben cierto aire de pesimismo, lamentablemente nuestras aspiraciones (en este pais por ejemplo) pasan por el tamiz de la situación política, y dependiendo del bando al cual pertenecen, hay alegrias o tristezas en esta Navidad.
Pero eso no debe ser asi.
Desde aqui hago un llamado a algo superior, la confianza ciega en el hombre, los sistemas económicos, los regímenes políticos y cualquier otra cosa semejante sólo van a traer sinsabores en la vida. No hay nada peor que entrar en aquel grupo de personas que el profeta Jeremias una vez dijo "Maldito el hombre que confia en el hombre, y pone carne por su brazo y su corazón se aparta del Señor". Es inconcebible como nosotros, que profesamos a Jesús Cristo como Señor y Salvador no hemos puesto nuestra completa, total y absoluta dependencia de nuestras vidas en Él, una vez más, no se puede servir a dos señores, o nos apoyamos en Dios y Su Palabra, o nos apoyamos en las promesas de los hombre que, al final de todos, son incapaces de cumplir porque son tan limitados y pecadores como lo somos todos nosotros.
Y que conste que no estoy tomando partida de ninguno, aborrezco la situación actual de mi amado país, estoy harto de la polarización a la que todos hemos caído, porque es cierto que conseguir un neutral es como intentar conseguir un grano de arena en medio del oceano.
Pero creo que es hora de pensar seriamente en lo que significa ser cristiano en este mundo, una vida más allá de la religiosidad de una iglesia, tradiciones o dogmas, y sí una vida plena en Dios, una vida de dependencia de Él. Estoy convencido que este país saldrá adelante cuando exista un cambio genuino en los corazones de los venezolanos: cuando el robar, el matraquear, el cuánto hay pá eso y la viveza criolla no sean valores de nuestras sociedad; cuando respetemos las señales de tránsito y nos comportemos con decencia con el prójimo, sin oprimir ni obtener el máximo beneficio a pesar del atropello que pudiera generar. Este cambio vendrá cuando nos acerquemos a Dios en un profundo arrepentimiento y fé, una fé que genera cambios en nuestro modo de pensar y actuar.
Una de las palabras que la Biblia usa para arrepentimiento tiene la idea de voltearse del camino que uno anda y regresar, también está la idea de un cambio de mente, una mudanza de pensamiento radical, es lo que la Bíblia llama un nuevo nacimiento, una nueva criatura, una nueva vida. Eso es lo que necesitamos para salir adelante.
Asi que, si queremos una Navidad diferente, un Año Nuevo y Vida Nueva de verdad, debemos alzar nuestra mirada al cielo y clamar al único que nos puede rescatar, a Aquel que murió en la cruz por nuestros pecados y nos salvó por medio de su propia vida.
Volvamos a Dios, la vida eterna es el mejor regalo de Navidad que jamás pudiéramos tener.
Que Dios te bendiga y Feliz Navidad.
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