Fin de una era....


El crucero "Queen Elizabeth II" está próximo a culminar su período de travesías por el mar, por eso coloqué su foto aquí, como un homenaje a un gran barco.

También porque ilustra lo que quisiera expresar hoy.

Si bien todavia no ha llegado diciembre, ya se siente el cambio de año: el fin de una era.

Después de recorrer los mares, ahora se convertirá en un lujoso hotel anclado, así realmente no dejará de servir, simplemente dejará de navegar.

Y muchas veces nuestra vida pasa por etapas, no dejamos de ser útiles, por el contrario, vamos siendo más versátiles en la medida que crecemos y avanzamos. Por eso, para mí este año no deja de ser significativo, y creo que en muchas cosas nuestras vidas son como carreras de resistencia, y en eso pudiera usar la imagen del maratón, porque justamente es así: largo y sinuoso.

En este año pasaron muchas cosas que marcaron mi vida, la de mi familia, y de mis seres queridos, hasta de personas que conocí (y como conocí personas), incluso de personas que partieron y nunca más veremos en esta vida (como la vida del que fue mi pastor por muchos años en Venezuela, al que siempre extrañaré hasta que lo vuelva a ver en la Patria Celestial).

Sin embargo, para mí, una de las cosas más importante de este año fue el conocer mucho más a Jesús Cristo, y no estoy hablando del mero conocimiento teórico de las aulas en el Seminário, sino que, en la medida que avanzamos en los estudios del hombre y el pecado, nos damos cuenta de la absoluta necesidad que el hombre tiene de pagar la culpa por su pecado, y no solamente eso, sino de la justicia de Dios al sentenciar al hombre a una vida entera lejos de Su Presencia.

Pero, en Su gran Amor, Dios envió a Su Hijo Jesucristo a pagar nuestra culpa, Él, quien no cometió pecado, llevó los nuestros en Su cuerpo en aquella cruz, para que por medio de Su muerte, todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que alcance una vida de plena comunión con Dios. Y no solamente eso, al momento de resucitar, venciendo a la muerte, nos dio la certeza que, así como Él venció a la muerte, nosotros seremos resucitados y viviremos siempre con Él en la Nueva Jerusalén.

Esto posiblemente ya es conocido por muchos, pero lo que quiero decir es que, no hay palabras para expresar el amor de Dios, quizás por eso los escritores del Nuevo Testamento usaron una palabra que no fue muy usada por los escritores griegos de aquella época: ágape, que demuestra un amor incondicional, que no espera nada a cambio.

Que el próximo año sea un año de desafios, pero también de conquistas, que la Luz del Señor ilumine tus pasos hasta Su venida majestuosa. Ese es mi deseo para el próximo año.

Que Dios te bendiga

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