Sentimientos encontrados

Pensar en voz alta puede ser un gran pasatiempo, y al mismo tiempo una forma de ordenar las ideas y comprendernos un poco.
De la misma forma, esperar por una respuesta puede ser un medio más que eficiente de desarrollar paciencia en nuestra vida.
Pero nada es igual a los momentos de conflictos, en realidad no es lo más agradable que pueda sucedernos, sin embargo cuando esa situación acaba, cuánto hemos madurado!.
Y digo eso porque eso es lo que he vivido y experimentado en este tiempo.
Cuando comenzamos este año estudiantil en Brasil no me imaginé que viviríamos tantas experiencias, tanto buenas como malas, pero todas nos han ayudado a crecer y madurar como personas y como familia; a cada momento podemos sentir como Dios nos va guiando - y ya eso es algo muy confortante - y también como vamos conociendo personas y estableciendo relaciones que esperemos perduren en el tiempo.
Pensar en cada situación es encontrar varios sentimientos: por un lado lo que sentimos al momento de vivir la experiencia, y por otro el actual, cuando vemos lo mucho que crecimos después. Las victorias tienen un sabor más dulce, y las derrotas se van tornando menos dolorosas cuando dejamos que el amor y el perdón de Dios fluyan por nuestras heridas.
En todo momento ha sido importante detenerse y pensar sobre el Norte: el sentido y propósito, la razón por la cual estamos aquí. Y son en esos momentos que llego a la conclusión que si Dios no nos hubiera llamado, ya hubiéramos hecho las maletas y regresaríamos a casa. Lo importante ante cada situación de la vida es ver más allá de nuestra frente, en realidad es observar las cosas desde el punto de vista del propósito de Dios en nosotros, y decir como David: "mi Dios cumplirá Su Voluntad en mí".
Véamos a Dios cada día, conozcamosle, un buen inicio es leer la Bíblia y hablar con él, orar, entender que el propósito de Dios va más allá del hecho de hacernos felices, en realidad Él no murió en la cruz para darnos felicidad, murió para darnos una vida, salvarnos de una condenación que mereciamos por nuestro pecado, darnos un sentido y propósito en Él: hacer Su voluntad y no la nuestra, negarnos cada día y tomar su cruz, vivir para Él hasta el punto de entregarla, hay un precio a pagar que nunca será más alto que el que Él pagó por nosotros, y dejenme decirles que vale la pena.
Dios te bendiga

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