En ocasiones hemos escuchado el mensaje que el evangelio trae felicidad a los corazones de las personas, que nuestro dolor es disipado en la cruz de Cristo, que el gozo del Señor es nuestra fortaleza, que somos libres de aflicción, etc.
Cuando leemos las palabras de Jesús en los Evangelios, vemos el libro de Hechos, y hacemos una rápida lectura a las Epístolas vemos que, con frustración, el pensamiento de Dios es muy diferente a nuestras perspectivas sobre el dolor.
Jesús dijo en una ocasión que no vino a traer paz sino espada (Mateo 10.34), en ese mismo pasaje dice que los enemigos del hombre serán los de su propia casa. Siempre fue claro que su mensaje no iba a traer felicidad al mundo ni a sus mensajeros, de hecho les dijo que eran enviados como corderos en medio de lobos (Lucas 10.3), y ese panorama es de todo menos pacífico!. En otra ocasión les dijo que se sintieran felices si eran vituperiados e insultados por causa de Él (Mateo 5.10-12). Y (aunque hay mas referencias voy a dejarlo hasta aqui) les dijo que pasarian aflicción por el mundo (Juan 16.33).
Claro que hay consuelo en medio del dolor, pero es justamente eso, en medio del dolor. Nadie puede obtener victoria si no lucha previamente, nadie es consolado si no siente dolor; la Bíblia dice que somos más que vencedores y que nada ni nadie (Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada) nos separará del amor de Dios en Cristo Jesús. Pero justamente esa lista es confrontadora porque son cosas que generan dolor y pesar.
Comúnmente hablamos de las victorias de Pablo, pero nos olvidamos que las victorias (y glorias) de Pablo eran situaciones extremas: "Hasta el momento presente pasamos hambre y sed, andamos mal vestidos, somos maltratados y no tenemos dónde vivir; nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; cuando nos ultrajan, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos; cuando nos difaman, tratamos de reconciliar; hemos llegado a ser, hasta ahora, la escoria del mundo, el desecho de todo" (1 Corintios 4.11-13 LBLA). "¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio.) Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, a menudo en peligros de muerte. Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes . Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, a menudo sin comida, en frío y desnudez. Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente? Si tengo que gloriarme, me gloriaré en cuanto a mi debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús, el cual es bendito para siempre, sabe que no miento. En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme, pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y así escapé de sus manos." (2 Corintios 11. 23-33 LBLA).
Podemos pensar lo que queramos, la Bíblia enseña un evangelio de victoria? claro que sí. Como nosotros lo vemos? ahí es donde dudo, y mucho.
Algo que tenemos que tomar en cuenta es que los patrones de Dios no se corresponden a los nuestros en muchas cosas, nosotros queremos vivir sin sufrimiento, sin dolor, y eso es normal, es parte de nuestra existencia, y más en nuestra sociedad existencialista donde el mañana es una gran incógnita.
Senos ha enseñado a vivir del presente y no pensar en el futuro, por eso aprovechamos el tiempo disfrutando lo más que podamos, siempre basado en nuestros principios egoistas de bienestar.
Y no fuera tan problemático si no lo lleváramos a los púlpitos y los cantos: vivimos en una época donde el hombre es el centro de todas las cosas y así se refleja en nuestras Iglesias también.
Con tristeza y dolor vemos como se diluye el mensaje de la cruz por un mensaje victorioso para aquel que lo escucha sin pensar en que sea otro que lleve los méritos, nuestras oraciones se enfocan en nuestras peticiones y no en el mundo perdido, nuestros cantos reflejan el deseo que Dios nos responda y haga lo que queremos. Donde está la Majestad de Dios? el temor reverente que se deberia tener ante el Autor del Universo?.
Podemos marcar la diferencia hoy, Como? dejando que sea Dios el verdadero Señor y dueño de nuestra vida. Permitiendo que a cada momento dejemos reflejar Su luz y no la nuestra, como dijo Juan el Bautista "es necesario que Él crezca y que yo mengüe", a lo cual Pablo se refirió como "ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí".
Caminemos la otra milla.
Dios te bendiga
Cuando leemos las palabras de Jesús en los Evangelios, vemos el libro de Hechos, y hacemos una rápida lectura a las Epístolas vemos que, con frustración, el pensamiento de Dios es muy diferente a nuestras perspectivas sobre el dolor.
Jesús dijo en una ocasión que no vino a traer paz sino espada (Mateo 10.34), en ese mismo pasaje dice que los enemigos del hombre serán los de su propia casa. Siempre fue claro que su mensaje no iba a traer felicidad al mundo ni a sus mensajeros, de hecho les dijo que eran enviados como corderos en medio de lobos (Lucas 10.3), y ese panorama es de todo menos pacífico!. En otra ocasión les dijo que se sintieran felices si eran vituperiados e insultados por causa de Él (Mateo 5.10-12). Y (aunque hay mas referencias voy a dejarlo hasta aqui) les dijo que pasarian aflicción por el mundo (Juan 16.33).
Claro que hay consuelo en medio del dolor, pero es justamente eso, en medio del dolor. Nadie puede obtener victoria si no lucha previamente, nadie es consolado si no siente dolor; la Bíblia dice que somos más que vencedores y que nada ni nadie (Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada) nos separará del amor de Dios en Cristo Jesús. Pero justamente esa lista es confrontadora porque son cosas que generan dolor y pesar.
Comúnmente hablamos de las victorias de Pablo, pero nos olvidamos que las victorias (y glorias) de Pablo eran situaciones extremas: "Hasta el momento presente pasamos hambre y sed, andamos mal vestidos, somos maltratados y no tenemos dónde vivir; nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; cuando nos ultrajan, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos; cuando nos difaman, tratamos de reconciliar; hemos llegado a ser, hasta ahora, la escoria del mundo, el desecho de todo" (1 Corintios 4.11-13 LBLA). "¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio.) Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, a menudo en peligros de muerte. Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes . Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, a menudo sin comida, en frío y desnudez. Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente? Si tengo que gloriarme, me gloriaré en cuanto a mi debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús, el cual es bendito para siempre, sabe que no miento. En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme, pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y así escapé de sus manos." (2 Corintios 11. 23-33 LBLA).
Podemos pensar lo que queramos, la Bíblia enseña un evangelio de victoria? claro que sí. Como nosotros lo vemos? ahí es donde dudo, y mucho.
Algo que tenemos que tomar en cuenta es que los patrones de Dios no se corresponden a los nuestros en muchas cosas, nosotros queremos vivir sin sufrimiento, sin dolor, y eso es normal, es parte de nuestra existencia, y más en nuestra sociedad existencialista donde el mañana es una gran incógnita.
Senos ha enseñado a vivir del presente y no pensar en el futuro, por eso aprovechamos el tiempo disfrutando lo más que podamos, siempre basado en nuestros principios egoistas de bienestar.
Y no fuera tan problemático si no lo lleváramos a los púlpitos y los cantos: vivimos en una época donde el hombre es el centro de todas las cosas y así se refleja en nuestras Iglesias también.
Con tristeza y dolor vemos como se diluye el mensaje de la cruz por un mensaje victorioso para aquel que lo escucha sin pensar en que sea otro que lleve los méritos, nuestras oraciones se enfocan en nuestras peticiones y no en el mundo perdido, nuestros cantos reflejan el deseo que Dios nos responda y haga lo que queremos. Donde está la Majestad de Dios? el temor reverente que se deberia tener ante el Autor del Universo?.
Podemos marcar la diferencia hoy, Como? dejando que sea Dios el verdadero Señor y dueño de nuestra vida. Permitiendo que a cada momento dejemos reflejar Su luz y no la nuestra, como dijo Juan el Bautista "es necesario que Él crezca y que yo mengüe", a lo cual Pablo se refirió como "ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí".
Caminemos la otra milla.
Dios te bendiga
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