Paz en la tormenta

Para aquellos que conocen esa canción pueden imaginarse a lo que más o menos voy a escribir a continuación.
Cuando llegamos a EEUU en diciembre del 2007 teniamos muchas expectativas y deseos, algo así como poder ver las ventanas de los cielos y dar y recibir bendición de parte de Dios...
Las primeras semanas no lo pintaban así.
En realidad fueron muy difíciles, algunas puertas que dabamos por seguras sencillamente cerraron, de repente el tiempo que teniamos de estadia se veía muy largo, y además no teníamos el dinero para cambiar las fechas, así que, comenzamos a orar y ver el propósito de Dios para estar tanto tiempo aquí.
Contrario a lo que muchos pensarán, no salimos mucho a conocer la ciudad, es decir, no todos los días hemos hecho salidas turísticas para conocer la ciudad, que dicho sea de paso, es grande, moderna, con sus buenas autopistas e intersecciones, y todo el transito que se pueda imaginar.
Sin embargo, Dios se valió de contactos hechos por la tía de Lizet con Iglesias hispanas para comenzar a relacionarnos con ellos, así surgieron dos invitaciones a predicar, otra a efectuar trabajo social, conocer personas maravillosas y familias enteras, bendecir y ser bendecidos.
Era como ver el sueño, pero en realidad no lo era.
Comúnmente cometemos el error de creer que lo que soñamos se va a convertir en realidad, y no solo eso, sino que espiritualizamos el asunto como si Dios tuviera la obligación de cumplir nuestros sueños, o que si lo soñamos automáticamente es el sueño de Dios, y que "se haga la voluntad de Dios", cuando cruzamos los dedos y decimos en sentido contrario las palabras de Jesús en el Getsemaní "que no se haga Tu Voluntad sino la Mia".
Nuestro desvarío llega a tal punto que creemos que el diablo quiere robarnos el deseo de tener lo mejor que viene de Dios, y sería bueno pararnos en aquellos pasajes que dicen que la voluntad de Dios es "buena, agradable y perfecta", y que "toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación" y pensar si todo lo bueno es de acuerdo con mi punto de vista o el de Dios, porque dependiendo de quien lo determina se va la felicidad de nuestras vidas, y el desánimo será siempre nuestra compañera de comidas y silencio, y el Espíritu de Dios no dará su consuelo.
Los infortunios son parte de la vida del creyente, las malas decisiones existen porque nuestra naturaleza lucha contra los deseos de Dios, es normal el desanimo y no hace falta ocultarlo como si no existiera, la depresión nos afecta a todos en todos las esferas, así que es normal, lo anormal es ignorarlo, anormal es intentar espiritualizarlo y darle sentido pecaminoso cuando lo que se necesita es el consejo de Santiago "si alguna está triste, haga oración, el que esté alegre cante alabanzas, el que esté enfermo llame a los ancianos de la iglesia y oren por él ungiéndole con aceite en el nombre del Señor...", no se niega los estados de la vida del hombre, pero es del hombre enfrentarlos, eso sí, con la ayuda de Aquel que es Todopoderoso y que nos dejó al Espíritu Santo, por algo, y no simplemente por darle un Nombre, Jesús lo llamó Consolador.
Que pueda consolar los corazones quebrantados con la dulzura de Su Amor, en el Nombre de Jesús, amén

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